jueves, 25 de diciembre de 2008

  Mucho reflexiono a veces acerca del mundo interior y sobre el mismo alrededor de mí. Es muy interesante leer libros filosóficos y las citas de los maestros espirituales: de Buda, Magomet, Jesucristo, Krishna.
  Ya que las personas desde hace mucho saben que en el mundo cerca de las personas y directamente sobre él hay inmensurablemente una realidad más poderosa y grandiosa, que él mismo. Pero por el desarrollo de la vida en la Tierra, por espiritual y físico que sean los componentes, es cargada la responsabilidad enorme en cada uno nosotros. Reflexionando la espiritualidad, quiero formular tal pensamiento: la espiritualidad es un estado de nuestra alma, de nuestro mundo interior, cuando la causalidad a alguien del daño, sin razón romper rama, trae la sensación del mismo dolor, como la evidente física herida o la pérdida de ideales caros a nosotros, las cosas. La espiritualidad es una comprensión de la responsabilidad ante el mundo.
  Pero, por desgracia, como a menudo pensamos es inútil el tiempo en la Tierra, rebuscando alrededor, discutiendo los chismes insignificantes, enfadando uno contra otro, ofendiendo, a veces preocupando el uno del otro, mientras nuestra atención de corta duración no se precipite a otra emoción o la preocupación. A veces somos concientes de las buenas intenciones, de que no basta provecho, puesto que ni en que no podemos concentrar nuestra mente y el alma, a menudo privada del soporte espiritual, la fe en Dios, la fe en las fuerzas Superiores, la fe en lo que se es capaz para bien de cambiar este mundo,es a menudo el motivo de los placeres físicos, las emociones fuertes del vicio y los espectáculos dispersantes.
  Y como quisiera que en nosotros, en las personas, se abrieran las posibilidades potenciales necesarias: leer los pensamientos ajenos, ver lo invisible, materializar cualquier deseo e intención, trasladar los objetos a cualquier punto del espacio. Mucho podría ser accesible, cuando con las capacidades físicas se despertaran asimismo, las capacidades espirituales.
  ¿Pero acaso es posible que la gente con su inmadura razón terrestre, con la ilimitada sed del poder, la riqueza y los placeres antes de tiempo, sin sus esfuerzos personales espirituales se cambiara y hara igual a Dios? ¿Si no se asemejará él al pez-piraña, es muchas veces más peligroso solamente?
  Pero, creo que la felicidad es enorme, sé que hay muchas personas honradas, escrupulosas, ricas espiritualmente. Esto sobre ellos, como se dice, "es sostener al mundo".
  Conozco a una muy buena persona, llamada Elena Kuznetsova. Diez años recoge las cosas y los regalos a las fiestas para los niños y los adultos que viven bajo el nivel de pobreza. ¡Que cartas agradecidas y claras llegan a ella de estas personas! A menudo mantiene la correspondencia y apoya a los destinatarios moralmente. Considero que Elena hace este asunto muy importante en la vida. También conozco de grupo de personas, que han protegido el bosque de pino de la pérdida inminente. Cerca del bosque tenían lugar las excavaciones irreflexivas de los fosos enormes para la toma de la arcilla para enviarla a las fábricas de ladrillo y de porcelana. Por la infracción del equilibrio natural y la explotación del suelo el bosque empezaba a ser sobrecalentado el agua es más siempre más grande y más. Algunos árboles empezaban a secarse del exceso de la humedad. Los habitantes del poblado pequeño que viven cerca del bosque de pino, se han levantado a el pecho, cerrando la vía a los coches enormes con la arcilla. ¡Había muchas disputas, pero los habitantes han defendido el bosque, los pinos pequeños! Ayudando la naturaleza, ayudamos así a nosotros mismos!
  Estoy segura que la vía de las no causalidades del daño y el mal, la vida en el mundo con el Mundo es una vía de la evolución. Tal vía es accesible a cualquier alma, cualquier intelecto.
  Hemos hecho muchas revoluciones y muchas guerras por l causas y lmotivos diferentes. Pienso que es necesario detenerlos, habiendo hecho la última revolución personal - espiritual. Habiéndose cambiado - cambiaremos el mundo.


Элина

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